viernes, 30 de septiembre de 2011

Juegos Infantiles: escucho rápido

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Por Ijon Tichy.

Cuando tenía unos 4 o 5 años comencé a percibir una anomalía, algo raro o distinto que me invadía (en términos de percepción) espontáneamente, y luego de unos minutos desaparecía. Algo que no iba "bien" de repente.
La dinámica era la siguiente: estaba yo lo más tranquilo realizando cualquier tipo de actividad, solo o acompañado, cuando súbitamente mis sentidos parecían confundidos, percibían a la realidad de otro modo al de siempre, y yo no lograba identificar la diferencia. Luego de un tiempo de padecer esto (tampoco era un padecimiento real en términos de que ni me asustaba, ni me dolía, ni la pasaba especialmente mal, simplemente me confundía), al cabo de unos meses, conseguí trasmitirle a mis padres qué era lo que me sucedía. "Mama, escucho rápido!", fue la frase elegida por mí, esas fueron las palabras que elegí, para describir aquella sensación loca que experimentaba no todos los días, pero casi, inlcuso varias veces en un día. Más aún, llegué a poder elegir cuando tenerlo... me concentraba un momento, me abstraía del aquí y ahora, y volvía a tener esa sensación. Mis padres comenzaron a pedirme un descripción más amplia y detallada, y consultaron con distintos especialistas por su cuenta. Yo jamás me despegué de la explicación "Escucho rápido".
Estas experiencias duraron en mi vida un par de años de forma cotidiana, y luego paulatinamente fueron quedando en el pasado, más allá de que cada tanto al menos, recordaba (y experimentaba de alguna manera) lo que sentía en aquel momento. Me animaría a afirmar que a los 10 u 11 años ya no me pasó más. Incluso lo olvidé por completo durante mucho tiempo.
Hace unos pocos años escuché sobre la sinestesia (en realidad lo vi en un capítulo de "House") e inmediatamente me vino a la mente aquello de ´escuchar rápido´. Googleé y, aparte de interiorisarme sobre los detalles de esta mezcla de sentidos, descubrí que al parecer muchos niños son sinestésicos y luego, al crecer, dejan de serlo.
Hoy estoy convencido de que fue eso lo que experimenté en aquellos años, una mezcla de sentidos. Como si los ojos escuchasen, o vieran los oídos, o ambas.



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2 comentarios:

made atom dijo...

Wow, a mí me pasaba algo parecido. Me volvió a pasar algunas veces más en la adolescencia y una vez más hace dos años. Sentía TODAS las texturas que tocaba, se me aceleraba el pulso y a la mente me venían imágenes sensoriales (de vista y de tacto mas que nada) bastante fuertes y no siempre agradables. Se me pasaba al rato y mas allá de que me generaba cierta ngustia, lo disfrutaba. La última vez que me pasó fué estando en la cama antes de dormir y lo disfruté mucho, ya que la reconocí ni bien empezó a ocurrir. No duran mucho, minutos apenas. Todavía no lo pude explicar, pero creo que una pista sobre el tema es que la 1º vez que me pasó (que lo recuerde) fué estando con fiebre, de chiquito.


Saludos!

made atom dijo...

Hasta me acuerdo de una vez a los 16 o 17 años (ya no era común a esa edad) que me pasó, pero a duiferencia de otras veces, me levanté, atravesé el patio de mi casa y fuí a la pieza de mi hermana para contarle lo que me estaba pasando. Lo más loco es que la sensación a pesar de haberme levantado no se iba, esa vez duró un rato un poco más largo de lo acostumbrado y se fué a de a poquito. Pero como te decía, ya a esa edad era una rareza y como mucho me habrá pasado dos veces más desde entonces...



Saludos desde Buenos Aires!