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«Pensar,
ni consuela ni hace feliz. Pensar se arrastra lánguidamente
como una perversión; pensar se repite con aplicación
sobre un teatro; pensar se echa de golpe fuera del
cubilete de los dados. Y cuando el azar, el teatro y la perversión
entran en resonancia, cuando el azar quiere que
entre los tres haya esta resonancia, entonces el pensamiento
es un trance; y entonces vale la pena pensar.»
Michel Foucault
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jueves, 7 de enero de 2010
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