sábado, 12 de abril de 2008

Lo más profundo es la piel



“Extraña postura, sin embargo, la que valora ciegamente la profundidad a expensas de la superficie y que quiere que lo superficial signifique, no de vasta dimensión, sino de poca profundidad, mientras que profundo signifique por el contrario de gran profundidad y no de débil superficie. Y sin embargo un sentimiento como el amor se mide mucho mejor, me parece de ser posible medirlo, por la importancia de su superficie que por su grado de profundidad…”

Michel Tournier Vendredi ou les limbes du pacifique



“No te fíes de las apariencias, ni de la primera impresión”. “La primera impresión no es la que cuenta”. “No te fíes de los desconocidos.”

Es una frase recurrente, un axioma relacional.

Sin embargo creo, (llevado, en un principio, por un razonamiento puramente inductivo basado en mi experiencia); absolutamente lo contrario.

Cuando vemos a alguien por primera vez, cuando no le conocemos; abrimos nuestra percepción de una manera extensa e infinita.

Todavía (y aquí toda rapidez de aprendizaje y cierre comprensivo se relativiza y pierde su importancia) no hemos encerrado nuestro sentido en una representación. Las convenciones aún no han puesto el marco, el cierre casi-definitivo a nuestra percepción.

Esta presencia aún es pura superficie de contacto. El rumor de cada partícula indeterminable de su existencia resonando en la nuestra.

Aún no es hombre ni mujer, ni negro ni blanco, ni rico ni pobre, ni vecino ni extranjero; aún es un devenir sin sustancia ni atributo asignable.

¿En cuánto tiempo sucede esto? ¿Es medible, mensurable? O mejor dicho ¿qué nuevas máquinas tendremos que desarrollar para ponernos al día de esta velocidad? .Podemos atrapar el devenir y hacerlo atributo? ¿Llevar el verbo al adjetivo, o al sustantivo? Seguramente, pero qué dimensión de negatividad se abre en el proceso?

Las máquinas sociales establecen sus límites, “Lo conozco hace mucho tiempo” “Sé qué piensa” “Sé quien es mejor que nadie” “Ya no eres un niño” "Lo comprenderás cuando seas mayor"


Pero, fundamentalmente; las máquinas sociales establecen una ética de la profundidad. Una dinámica de la percepción y la atribución. Y esta dinámica, el resultado de esta dinámica, no es la respuesta a: ¿Qué sientes respecto a él/ella? sino la dimensión de toda respuesta posible, los parámetros que han de ponerse en juego para dar una respuesta: “Sabrás quién es cuando hallas vivido un tiempo con él” Debemos zambullirnos en un espacio de profundidad que niegue, que aplace la percepción y la deslice hacia el atributo. Que aplace y minusvalore, por supuesto, porque esta ética tiene su dimensión moral. Y ésta es, claramente, su dimensión coercitiva. El corte de la percepción.




1 comentario:

Javier H dijo...

por suerte son esas maquinas sociales las que a veces me hacen acordar que todavía puedo ser un niño. sobre todo esa de "lo entenderas cuando seas mayor"

un abrazo