sábado, 4 de junio de 2011

Dejar hablar la voz

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Hay veces que es preciso hablar, pero otras es mas importante dejar que la voz hable. Porque hay veces que lo importante no es decir algo sino que lo importante sea dicho.
Dejar hablar la voz es un ejercicio de humildad, es justamente no interponerse entre lo que debe ser dicho. Dejar hablar la voz es un ejercicio de renuncia de lo que uno tiene para decir, es un ejercio de entrega que implica poner el propio cuerpo, la propia voz, para que otra voz la habite.
Y cuando es esa voz la que habla no podemos más que escuchar, aprender de esa voz sin tiempo, aprender de esa voz sabia que dice y dibuja paisajes, que dice y crea la vida, que habita y puebla el mundo de los seres de su pensamiento.
Pero primero tenemos que vencer el terror; el terror de hablar con una voz extraña, el terror de ser habitados por algo que es totalmente otro, totalmente ajeno.



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1 comentario:

memetika dijo...

Y que de la voz salga el cielo o salga el infierno.