martes, 2 de septiembre de 2008

De repente

.

De repente me di cuenta.
Todo estaba revuelto, y desordenado. La habitación parecía haber sido vaciada. Lo que yo pensaba que eran los objetos de mi hogar eran meros sustitutos de colores similares.
En realidad el parecido era muy burdo, no entiendo ni siquiera como pude haber sido tan toscamente engañado. Debí haber estado hipnotizado.
Ahora mi mirada se paseaba por los estantes vacíos, por las superficies revueltas de las estanterías, por el suelo donde quedaban sólo las cosas sin importancia.
Una caja de cartón estaba en el lugar del televisor. La nevera era un cajón de madera de verdulería. Donde había sillones quedaban solo dos cojines viejos y manchados de vino. Los que yo creía mis libros eran papeles amontonados y diarios viejos apilados. En mi cuarto no había cama, sólo una manta estirada en el piso.
¿Cuánto tiempo habría estado viviendo así? ¿Desde cuándo estaba viviendo en esta especie de sueño hipnótico? ¿Días?¿meses?¿quizás años?
Pero lo más importante: ¿Quién me había hipnotizado? ¿Por qué razón?¿Con qué objetivo?
Mi cabeza daba vueltas. Todo. TODO se deshacía, nada tenía ninguna familiaridad. Cada pequeño hábito y objeto al que quería recurrir para refugiarme de este caos, de esta gigantesca farsa desmontada, era una nueva sorpresa. No había en mi casa ningún elemento regular. Ningún espacio que se correspondiera con lo que yo pensaba que era mi vida hasta esta mañana, antes de despertarme.
Era terrible, mi piel se erizaba de vértigo. Se abría un abismo de incertidumbre absoluta: ¿hasta dónde llegaba esta farsa, hasta dónde llegaba el engaño? Sentí que mi estómago estaba a punto de escupir mi última comida. ¿Qué habría comido? Yo pensaba que un poco de carne y patatas. ¿Qué habría sido EN REALIDAD?
No pude más, mis ojos no podían refugiarse en un sólo lugar que no me lanzara a la incertidumbre más absoluta. Fugándose una y otra vez de una visión terrible para caer nuevamente en otra.
Sentí una arcada de vómito inminente y corrí tambaleante hacia el lavabo. En el camino tropecé con botellas, cajas de cartón y pedazos de hierro irreconocibles. Vomité arrodillado junto al váter. Pedazos informes y líquidos ácidos. Vomité una y otra vez. Mientras lo hacía pensaba en mi vida, en la que yo creía mi vida: mis proyectos, la gente que conocía. ¿Los habría conocido realmente? ¿Habría salido alguna vez de este piso-basurero? ¿Mi familia sería igualmente irreal? ¿Hasta dónde?¿HASTA DÓNDE LLEGABA ESTE ENGAÑO?
Me incorporé, sequé mi boca con mi brazo y me dirigí a lavarme un poco.
Me acerqué a la pileta del baño. Cargué un poco de agua marrón y sucia y me mojé la cara. El mismo tacto de mi piel me era extraño. Suspiré totalmente agotado, totalmente entregado a un vértigo terrible de irrealidad cuando levanté la vista y me vi en el espejo o...mejor dicho.... LE VÍ.


.

No hay comentarios: