domingo, 7 de noviembre de 2010

Ejercicios infantiles

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Tengo 7 años. Es de noche y estoy acostado en la cama a punto de dormir, boca abajo y con la cara de frente al colchón, como me gustaba dormir cuando era niño.
Estuve escuchando todo el día los Beatles, el grupo que me mostraron mis primos. El grupo de mis primos. Estuve cantando Yesterday, Here comes the sun, Michelle.
Y pienso, en la cama, antes de dormir, que es difícil hacer la voz de ellos. Es más facil imaginar esa voz. Si la imagino es igual. Cuando canto no suena tan bien.
Luego de me doy cuenta de que si canto con voz baja, muy baja, mi voz suena más parecida a la de los Beatles, cuanto más bajo mi voz más parecida es. Es apasionante, si bajo mucho la voz ésta se parece cada vez más, se acerca a un punto en que es idéntica a la de los Beatles. En un momento descubro que hay un punto en que mi voz, todavía mi voz, suena en mi imaginación y alli es la voz de ellos.
Estoy maravillado, puedo cantar como los Beatles, tengo adentro de mi cerebro la posibilidad de reproducir la mismas voces, sólo tengo que escuchar mi imaginación. Me quedo dormido cantando todas las canciones, igual que los Beatles. No me importa mucho que nadie más pueda escuchar que canto como los Beatles.
Me duermo muy feliz. Descubrí algo nuevo.


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