sábado, 20 de diciembre de 2008

Miles de años








Quedé atrapado en esa imagen.


No recuerdo bien cuando, ni tampoco cómo comenzó este hechizo.




Sólo se que ahora estoy aquí, enfrentado a una abstracción hipnótica que me seduce mas allá de cualquier criterio, mas allá de cualquier ultimo recaudo de la razón.
Aquí, en esta superficie plana de horizonte abierto, sólo veo sus ojos, sólo veo su boca.
Sólo me dejo encantar por la belleza de esa conjunción precisa y luminosa en que resulta su sonrisa; por el delicado encanto de sus gestos, tan adecuado a mi gusto que es como si las lluvias de miles de años hubieran grabado en mi materia el detalle de su rostro.

Quedé atrapado en esa imagen. Ahora, tras el paso de miles de años, entiendo. Entiendo que mi destino estaba dibujado sobre las delicadas líneas de esos ojos, sobre la tersa superficie de esa piel; sobre las suaves, deliciosas, cadencias de sus relieves.

Ahora, tras el paso de millones de años, entiendo mi parte, mi único motivo, provocar la unión entre el infinito y ese gesto de belleza.




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