miércoles, 3 de diciembre de 2008

Psiconautica 9 Floripondio II (continuación)










Continúa nuestro personaje (yo hace 10 años) su viaje interdimensional por un parque (Ciudad Universitaria) de Córdoba. El título "Corte" significa cortes en mi memoria y conciencia y pasos instantáneos a otra situación.
Aproximadamente 3 am




El espíritu de las plantas



A medida que me fui internando en Barrio Jardín y en la experiencia de floripondio los recuerdos de la misma se hacen más débiles, confusos y segmentados.
Recuerdo caminar por el barrio pensando en las cosas que allí sucedían, historias mínimas de otros tiempos que nadie nunca había recogido y comentado, sucesos olvidados; sensaciones ocurridas en esos jardines, resonando en el espacio de esas calles y patios.


Corte.

Camino hacia Ciudad Universitaria, me dirijo a un enorme descampado.
Camino con cierta dificultad. Me cuesta coordinar mis movimientos, sobre todo mi pierna izquierda que no puedo mover con normalidad.
A la vista de cualquiera debía parecer una persona con problemas motrices. (y mentales, claro)
En ese momento aparece mi amigo de la infancia Guillermo acompañándome en el paseo. Mientras hablaba conmigo se adelanta (él podía caminar bien) y se esconde detrás del tronco de un árbol. Le digo “dale, sigamos caminando” y cuando voy a buscarlo detrás del tronco…no había nadie.
Esto me sorprendió grandemente y me hizo gracia, recordé que había tomado floripondio y que este extraño suceso debía estar relacionado.
Mi amigo Guillermo era tan real como la calle, o el teclado donde escribo esto ahora. Absolutamente indiferenciable de la realidad.


Corte.

Estoy en el medio de un bosque oscuro, rodeado de árboles, quieto en la oscuridad.
De repente (se me eriza la piel cuando lo recuerdo), veo acercarse un grupo de mujeres.
Largas, extremadamente altas, oscuras.
Vienen hacia mí. Se acercan y me rodean.
Medían 4 o 5 metros y tenían unos brazos largos y extendidos. Sus cabellos eran negros, sus caras eran difíciles de diferenciar entre sus formas. Sus movimientos eran suaves y ondulantes. Gigantescas y elegantes.
Si bien la situación era un tanto atemorizante no tenía miedo en absoluto. Eran presencias conocidas, aunque también había en su actitud algo intimidante. Inspiraban sumo respeto.
Las mujeres comenzaron a moverse a mi alrededor. Se acercaron a los árboles. Eran tan altas como ellos.
Una de ellas se abrazo a un árbol, acomodando sus largos brazos entre las ramas y en un movimiento mágico y repentino...se fundió con él.
Todas hicieron lo mismo.
Ahí comprendí lo que me querían enseñar.
Eran los espíritus de los árboles.


Corte

Camino al costado de una calle de la Ciudad Universitaria. Hay un enrejado metálico y enredaderas a lo largo, trepadas a la reja.
También hay árboles.


Corte

Su cara es una conjunción de elementos vegetales fractalmente agrupados.
Me habla, ¡que alegría de estar escuchando lo que una planta tiene que decir! Yo estoy tan adentro como afuera de esa situación, solo el de adentro comprende y recuerda, el otro mira y disfruta.
¡Todas hablan! toda la inmensa hilera de enredaderas y árboles hablan. No todos quieren comunicarse. Con algunos tengo simpatía, con otros, indiferencia.


Corte



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1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, me gustó mucho tu experiencia, sobre todo la parte de los espíritus de los árboles. Aunque mucha gente ha "demonizado" al Floripondio y sus parientes, no en vano son considerados algo sagrado, en un contexto de respeto. Una vez leí en el foro de "Plantas Sagradas y Enteógenas" un relato donde buscaban a alguién que se había perdido en la selva y tomaban ayahuasca para ayuarlos a buscar a esa persona (era dentro de la iglesia del Santo Daime) y no obtenían resultados hasta que alguién tomó Floripondio y se fué a la selva y llegó a los días después con la persona perdida. Ya me gustaría ver a los espíritus de los árboles también.

:)

Saludos