miércoles, 10 de diciembre de 2008

Instantánea de un armónico

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Adquirí mi consciencia volando.

No recuerdo exactamente cuando fue, a partir de qué momento. Los recuerdos aparecen borrosos y confusos. Solo sé, tengo la certeza, de que ahora soy consciente, a mitad de este vuelo loco, desplegando mis alas en este vuelo totalmente incierto y libre de destino.

Quizás la primera sensación que tuve fue en mi estómago; una multitud de sensaciones que adivino tan complejas y diversas como este mundo que se despliega ante mis ojos. Sensaciones tan intensas que es como si cientos de centros de energía incandescieran en mi interior.

Tengo una compleja sensación de plenitud que abarca todas las emociones posibles, miedo, alegría extrema, odio y rabia, felicidad, amor, esperanza y una profunda, infinitamente extensa, contemplación de lo existente.

Adquirí conciencia en este vuelo loco, a punto de rozar con mi nariz otro punto de consistencia, en ese preciso momento en que algo, algo que solo podría definir como una multiplicidad de sensaciones en mi estómago, produjo un tono luminoso de armonía.


























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