viernes, 30 de enero de 2009

Introducción

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Yo no he escrito estas palabras. Yo no he sido el autor de estos renglones, de este juego de líneas que significan tanto
Han sido numerosas voces, algunas apenas escuchadas, el leve eco de un susurro en un lugar incierto, por alguien que no sé quien era o que nunca llegó a ser.
Unas fueron encontradas en un rincón insólito, bajo la formas de líneas borrosas de un pedazo de papel mojado y sucio de barro en la Avenida General Paz.
Otras las logré entrever dibujadas con disimulo (acaso por su importancia) en ciertas formas del tronco de unos árboles; o en el orden geométricamente aleatorio de unas piedras inquietas en una plaza de Córdoba.
Otras las escuché de las plantas.
Unas salieron de la boca de mi madre un día que me miraba y sonreía; y de sus ojos caían lágrimas
Otras las escuché imaginando; otras las leí de Jack London o de Bukowski.
Otras no las dije nunca, las retuve como un amargo tesoro, pero siempre, cada día vienen a mi mente y me recuerdan que ahí están.
Otras las dije yo, las grité con toda mi fuerza mientras mi garganta ardía...pero tampoco eran mías
He decidido darme cuenta que no estoy para escribir este texto.
Me he compelido a soltar estas palabras, a liberarlas de su única limitación: de mi coherencia, de mi ilusión, de mi deseo, de mi presencia.



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lunes, 5 de enero de 2009

El ritmo en que me amas

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Voy a escribir. Me freno. Vuelvo, y vuelvo a frenarme.

Es que es tanta sensación, tanta emoción que tengo miedo de romperlo todo. Romper el marco de entendimiento que posibilita encontrar figuras en este mapa de delirio, en esta ingravidez absoluta donde todo flota incandescente sin centro ni órbita.

Es que me salgo. Es que planeo indefinidamente en un cielo demasiado limpio, demasiado abierto.
Es que me sobrepasa tratar de contenerte en unas palabras, de atrapar algo de tu belleza con las pinzas de esta segmentación caótica.

Es que todo, todo tan de a poco y tan repentinamente, es tan intenso que no puedo figurarlo.



Y todas las formas devienen resonancias de este misterio sin origen ni destino.
Y todos los colores devienen reflejos de tus cabellos dorados.
Todos los sabores devienen recuerdo de tu piel.
Todos los sentidos devienen cuerpo del fino equilibrio con el que te paras, del suave ritmo en que me amas.

Todas las emociones se hacen estómago de esta cascada de luz hacia el cielo.



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