lunes, 30 de junio de 2008

Farmacopoesía





MDMA

Quisiera describir, de alguna manera, la sustancia pura; trasmitiendo exactamente, como una guía, lo que otro viajero vaya a encontrar en ella.

Pero es difícil en una tarea de este tipo lograr diferenciar lo personal de la sustancia, lo que se manifiesta en mí por ella y lo que se debe solo a mí.

Mas aún, veo que nada de eso es posible.

Lo que se manifiesta es un juego de partes, una unidad indisoluble. Lo que se manifiesta de ella en mí solo sucede en mi cuerpo, como el encuentro de dos amantes. Como un beso.

Esos millones de moléculas, entran y fluyen líquidamente por mi cuerpo. Desencadenando multitudes de relámpagos, millones de contactos orgásmicos. Organizando ríos de activación, flujos, mareas de potenciales eléctricos que continúan como avalanchas y configuran de una manera única e irrepetible ese momento, esos billones de encuentros tan ansiados.

Es imposible separar cada aportación. Sería como tratar de desmenuzar el amor en diferentes movimientos pendulares; como reducir el sexo a un roce genital.

Esas simples estructuras bellamente nitrogenadas, enlazadas en un abrazo carbónico, ostentando como pendientes mundos circulares de oxígeno, universos tumultuosos de fósforo y sulfuro. Atrayéndose polarmente como osos blancos envueltos en mantas circulares de energía.

Cómo describir ese contacto mágico? como atribuir el efecto que provocan a un solo punto? Cómo ignorar que la presencia distante, el ansia, la particularidad y unicidad de ese momento también excita y origina?

Indudablemente no existen dos términos aislables. Indudablemente los signos que usemos para tal separación dejarán su marca indeleble de asepsia fría. De eterno retorno a la fuente de la pérdida. Un seguro desconsuelo de metodología.

Quizás la única descripción que me conforme sea artística, poética, sensual.

Quizás solo así, dejando que las palabras se enlacen polarmente como osos blancos, disfrutando de su roce y su compañía, liberándolas de toda utilidad y dirección. Quizás así puedan transmitir ese inabarcable momento de sensorialidad y configurar como un instante estético este diminuto universo de cristal